El senderismo, para los que llevamos muchos años practicándolo, era una actividad que históricamente ha sido sinónimo de conexión con la naturaleza, de libertad y de aventura, desgraciadamente se está enfrentando a una transformación inquietante. En los últimos años, sobre todo en los últimos 4 años, se ha observado un fenómeno creciente, muchas rutas de senderismo, que anteriormente eran recónditas y poco transitada, se están convirtiendo desgraciadamente en parques temáticos.

Este cambio tiene muchas aristas y consecuencias, tanto para los entusiastas del senderismo como para el entorno natural. En este post queremos explorar las razones detrás de esta sentencia, así como sus impactos y posibles soluciones para preservar la esencia de esta actividad tan apreciada.

Comercialización de la naturaleza

Para nosotros uno de los factores más influyentes en la transformación de algunas rutas de senderismo en parques temáticos es esta. El senderismo ha ganado popularidad gracias a las redes sociales y a la cobertura mediática de rutas icónicas. Las fotos increíbles en instagram, en blogs o en videos de YouTube, han convertido a lugares totalmente desconocidos en destinos codiciados por turistas de todo el mundo, como puede ser el Camino de Santiago o el Everest.

Este aumento ha llevado a la creación de infraestructuras para acomodar a un mayor numero de visitantes, senderos que antes eran simples sendas de tierra, ahora cuentan con señalización detallada, áreas de descanso e incluso tiendas de souvenirs. Algunas empresas turísticas han aprovechado esta tendencia ofreciendo paquetes completos que incluyen guías, transportes, alojamiento y manutención. Esta profesionalización se ha despojado a muchas rutas de su esencia original, convirtiéndolas en experiencias prefabricadas.

La primera vez que hice el Camino De Santiago, hace ya casi 30 años, lo raro era ver a los peregrinos sin mochilas, ahora es totalmente lo contrario, lo raro es ver a personas con las mochila.

Impacto ambiental

Los senderos que hace unos años solían ser frecuentados por pequeños grupos de senderistas a la semana, ahora reciben a a cientos de personas, o incluso a miles los fines de semana. Esto conlleva que se provoque erosión del suelo, compactación y daño a la vegetación local, la fauna también se ve afectada, ya que el ruido y la presencia constante de humanos altera sus hábitos y hábitats.

Muchos visitantes no están acostumbrados a practicar un senderismo de manera sostenible, por lo que el manejo de residuos se ha convertido en un problema serio. La acumulación de basura no solo afecta a la estética del lugar, sino que también representa un peligro por problemas de contaminación y peligros de incendios.

La experiencia auténtica vs. la experiencia artificial

Para nosotros los que llevamos mucho tiempo haciendo senderismo uno de los mayores atractivos es la oportunidad de escapar de la vida cotidiana y sumergirnos en la naturaleza, sin embargo, cuando las rutas se transforman en parques temáticos desgraciadamente esta experiencia se ve comprometida. La presencia de grandes multitudes crean una atmósfera más parecida a la de un parque de atracciones.

Cuando el sendero se llena de carteles comerciales, servicios turísticos y bullicio, se pierde la tranquilidad y el sentido de aventura, los senderistas ya no sienten la misma emoción de explorar lo desconocidos y descubrir paisajes inexplorados, sino que siguen un camino preestablecidos que ha sido diseñado para maximizar la comodidad o la rentabilidad.

El verano pasado el pico del Veleta parecía una feria, después de una ruta por Sierra Nevada, decidimos subir a la cima a una hora diferente a la que estamos acostumbrados, solemos hacerla más bien temprano, nos gusta salir con las primeras luces del sol y llegar a la cima como muy tarde a las 10 de la mañana, ese día llegamos sobre las 1 de la tarde y aquello parecía una feria, había cola para las fotos en el pico.

La homogeneización de la experiencia

Otro daño colateral es la homogeneización de la experiencia, muchas rutas están siendo modificadas para satisfacer las experiencias de un público general, se colocan barandillas, se eliminan obstáculos naturales, para hacerlo más accesibles a un mayor número de personas, aunque esta accesibilidad puede ser importante, esta estandarización puede quitarle a la ruta su carácter único y desafiante.

Muchas rutas se están convirtiendo en versiones diluidas de si mismas, en vez de ofrecer experiencias diversas y adaptadas a diferentes niveles de habilidad y aventura. Seguramente esta uniformidad no solo desanima a los senderistas más experimentados, sino que también puede lleva al aburrimiento y a la desilusión de aquellos que buscan una conexión más profunda con la naturaleza.

Soluciones y alternativas

Tenemos que adoptar medidas que equilibren el acceso con la conservación y la autenticidad de la experiencia, aquí os ofrecemos algunas posibles soluciones:

• Educación y concienciación: Una educación adecuada sobre el senderismo responsable es fundamental, programas de concienciación pueden enseñar a los visitantes a respetar el entorno natural, a llevarse su basura y a minimizar su impacto ambiental
• Límites de visitantes: Limitar el número de visitantes diarios puede ayudar a reducir la presión sobre las rutas populares, sistema de permisos y reservas, como puede ser el senderos del Pinsapar en la Sierra de Grazalema, pueden ser una forma de controlar el flujo de personas, asegurando que las áreas naturales no se vean abrumadas y que los senderistas puedan disfrutar de una experiencia más tranquila y auténtica.
• Desarrollo sostenible: Las infraestructuras deben desarrollarse de manera sostenible, respetando el entorno natural y minimizando el impacto ambiental.
• Diversificación de rutas: Fomentar rutas menos conocidas puede ayudar a distribuir el flujo de turistas y reducir la presión sobre las rutas más populares. Promover destinos alternativos y desarrollar nuevas rutas puede ofrecer a los senderistas opciones variadas y disminuir la concentración de ciertos puntos críticos.
• Participación comunitaria: Involucrar a las comunidades locales en la gestión y conservación de las rutas de senderismo puede ser una estrategia eficaz. Las comunidades pueden beneficiarse del turismo de manera sostenible y al mismo tiempo garantizar que las prácticas turísticas respeten el entorno y la cultura local.

Conclusión

Nos enfrentamos ante una encrucijada entre la creciente popularidad del senderismo y la necesidad de preservar la esencia y el medio ambiente. Aunque es una tendencia preocupante que tiene múltiples implicaciones negativas, existen soluciones para abordar estos desafíos, la educación, la gestión sostenible, la diversificación de rutas y la participación comunitaria son estrategias clave para asegurar que el senderismo siga siendo una actividad enriquecedora que permite a las personas conectarse verdaderamente con la naturaleza.

Para proteger y preservar las rutas de senderismo para las futuras generaciones, manteniendo su magia y su capacidad para ofrece experiencias profundas y transformadoras, depende de todos los actores involucrados, desde los senderistas hasta los gestores de parques y comunidades locales, trabajando juntos para encontrar un equilibrio.