Las ampollas pueden convertir una caminata placentera en una experiencia dolorosa y frustrante. Para los senderistas, prevenir las ampollas es crucial para disfrutar del viaje sin interrupciones. A continuación, te ofrecemos consejos prácticos para evitar las ampollas y mantener tus pies en perfecto estado durante tus aventuras al aire libre.

Elige el calzado adecuado

Selecciona botas o zapatillas de trekking que se ajuste muy bien a tus pies. Este calzado debe ser cómodo desde el primer momento, con suficiente espacio entre los dedos pero sin deslizamiento en el talón.

Muchas veces compramos nuestro calzado y al probárnoslo notamos una ligera molestia, y pensamos que después con el uso y cuando se amolden las botas se quitara, pues te digo yo que el 99% de las veces eso va a peor.

También es importante elegir un calzado específico para el tipo de terreno que recorres. Normalmente las botas de montaña son ideales para terrenos rocosos y senderos empinados, mientras que las zapatillas de senderismo funcionan muy bien en terrenos mas suaves.

Amolda el calzado antes de la ruta

Antes de hacer cualquier ruta es importante que hayamos usado el calzado, no podemos meternos una ruta de 20 o 30 kilómetros y no haber probado antes nuestras botas, esto hace que el calzado se adapte a la forma del pie y viceversa.

Una forma de amoldarlo es ponernos el calzado para nuestro día a día, por ejemplo si vamos a trabajar andando pues vamos con ellos, o cuando estemos en casa o si salimos a la calle a dar un paseo.

Usa calcetines de calidad

Los grandes olvidados del senderismo, los calcetines, nos ponemos cualquier calcetín que tenemos en nuestra casa. Muchos me comentan que los calcetines de senderismo son caros, pues la verdad es que si, si lo vemos en comparación con otros calcetines que usamos, pero nos gastamos más de 100 o 200 euros en unos zapatos y no somos capaces de gastarnos 20 en unos buenos calcetines.

Los calcetines tienen que ser transpirables y ajustado, con acolchado y protección en las áreas de mayor fricción. Tenemos que tener cuidad con los materiales con los que están fabricados, siempre elegir materiales sintéticos o lana merina, y por supuesto evitar el algodón.

El algodón retiene la humedad, lo que aumenta el riesgo de ampollas. Opta por materiales que absorban el sudor y mantengan nuestros pies secos.

El tamaño también importa, no podemos utilizar calcetines tobilleros para nuestras botas, porque con el roce podemos sufrir ampollas.

Mantén los pies secos

Muy importante es que en nuestra mochila siempre llevemos unos calcetines de recambio, ya que por el sudor o porque pasemos por un río o porque nos llueven se nos pueden mojar, es imprescindible que nuestros pies estén secos, y si los sentimos húmedos cambiarnos los calcetines.

También podemos utilizar polvos en nuestros pies antes de ponernos lo calcetines para mantenerlos secos, y reducir la fricción.

Protege las áreas propensas a las ampollas

Podemos colocar vendajes o apósitos antiampollas en las áreas donde nos suelen salir éstas, como pueden ser los talos o los dedos de los pies.

Además podemos muchas personas se ponen vaselina o lubricantes específicos para los pies en las áreas problemáticas, para reducir la fricción entre el pie y el calzado.

Ajusta muy bien el calzado

Asegúrate de atar muy bien los cordones de las botas para evitar que el pie se deslice dentro del calzado.

¿No sabes cómo hacerlo?, pues en breve os explicaremos en otro post cómo hay que hacerlo.

Presta atención a los signos

Si sientes irritación o alguna incomodidad en los pies, esto no quiere decir que tengamos los pies calientes o con dolor debido a los kilómetros que llevamos, debemos pararnos para ajustar el calzado, después de muchos kilómetros es posible que se nos hayan aflojado los kilómetros, cambiar los calcetines o aplicar vendajes preventivos.

Cuando hacemos rutas largas, es importante tomar descansos regulares, si tenemos pensado pararnos un tiempo relativamente largo, más de diez minutos, por ejemplo porque vamos a comer, podemos quitarnos el calzado y los calcetines, para que nuestros pies respiren y se sequen, una vez que hagamos esto, podemos cambiarnos de calcetines, así evitaremos ponernos los calcetines húmedos que hemos estado utilizando.

Tratar las ampollas

Lo primero y más importante, es intentar tomar todas las precauciones para evitarlas, pero si aún así nos sales, es muy importante tratarlas para prevenir infecciones y facilitar la recuperación.

Estos consejos que te voy dar son sólo si no tenemos posibilidad de ir al médico para que nos la miren y nos la curen.

Si la ampolla es pequeña lo ideal es no tocara, es dejarla intacta para que se cure sola, podemos ponerle un parche antiampollas y seguir andando.

Si es muy grande y dolorosa (aquí decir, que todas las ampollas por muy pequeñas que sean), lo ideal como decía anteriormente es ir al médico y que nos la curen adecuadamente, pero nos puede pasar que estemos en una ruta de varios días sin posibilidad de ir al médico o nos coge a muchos kilómetros de él, lo ideal es desinfectarla y utilizar una aguja esterilizada para drenarla, después aplicar un antiséptico y cubrirla con un vendaje estéril.

Si por casualidad cuando nos demos cuenta que tenemos una ampolla está reventada, hacemos lo mismo, le aplicamos antiséptico y la cubrimos.

Por supuesto, cambia el vendaje regularmente y debemos mantener la zona limpia para evitar infecciones.

Conclusión

Prevenir las ampollas, como todo en el senderismo, requiere un poco de planificación y atención a los detalles, pero los beneficios son invaluables, hacer una ruta con ampollas puede ser lo peor que nos puede pasar. Siguiendo estos consejos, podemos asegurarnos que nuestras rutas sean cómodas y libres de dolor, permitiéndonos disfrutar plenamente de la ruta.

Foto de portada: Imagen de PaintedFeet01 en Pixabay